Reflexión sobre 1 Juan 4:18: "En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor"
La carta de 1 Juan, escrita en un contexto de comunidades enfrentadas a falsas doctrinas y miedo, nos regala una verdad profunda en 1 Juan 4:18 (RV 1909): "En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor: porque el temor tiene pena. De donde el que teme, no está perfecto en el amor." Esta afirmación nos invita a meditar sobre la naturaleza del amor cristiano y cómo este puede transformar nuestra experiencia del miedo.
Malentendidos comunes
- Creer que el amor es solo un sentimiento pasajero, sin consecuencias prácticas en nuestra vida y emociones.
- Asumir que el temor es un signo de falta de fe absoluta o que siempre indica pecado grave.
- Pensar que alcanzar el "amor perfecto" es una meta inalcanzable y que por lo tanto el miedo siempre nos dominará.
- Interpretar el versículo como una negación total del temor, en lugar de una invitación a superarlo a través del amor.
Lectura fiel del texto
El apóstol Juan nos enseña que el amor verdadero —el amor perfecto— tiene la capacidad de expulsar el temor. No se trata de un amor idealista o superficial, sino de un amor maduro y completo, arraigado en la experiencia de Dios como amor (1 Juan 4:8). El temor al que se refiere aquí es un miedo que paraliza, que produce tormento interno y que aleja de la paz que Dios ofrece.
El "temor tiene pena" significa que el miedo genera sufrimiento, angustia y una sensación de castigo o condena. Por lo tanto, quien vive dominado por el temor no ha experimentado plenamente el amor perfecto que Dios derrama en el corazón del creyente.
Este amor perfecto no se refiere solo a la relación entre personas, sino fundamentalmente a la relación entre Dios y el creyente. Cuando comprendemos y experimentamos el amor incondicional de Dios, el miedo pierde su poder. No porque el peligro desaparezca, sino porque la confianza en Dios es mayor que cualquier amenaza.
Es importante destacar que el texto no condena el miedo natural o prudente, sino el temor paralizante que limita nuestra libertad y nuestra fe.
El amor perfecto es la fuerza liberadora que nos invita a vivir sin miedo, confiando plenamente en la fidelidad de Dios.
"El amor no es solo un sentimiento; es la manifestación constante de la presencia de Dios en nosotros, que disuelve los temores y nos da paz verdadera."
En conclusión, 1 Juan 4:18 nos llama a cultivar un amor maduro y arraigado en Dios para superar el miedo que nos limita. Este amor perfecto es un regalo y una tarea, un camino hacia la libertad interior y la seguridad en la gracia divina.