Y cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria.

Mateo 25:31

Y cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria. (Mateo 25:31, RV 1909)

Esperanza en la venida gloriosa

Este versículo nos transporta a un momento futuro lleno de poder y majestad: la venida del Hijo del Hombre en su gloria. Es una promesa que ha sostenido a los creyentes a lo largo de los siglos, recordándonos que la justicia divina prevalecerá y que Cristo regresará para establecer su reino eterno. En medio de las pruebas actuales, esta esperanza nos fortalece y nos invita a vivir con la mirada puesta en lo eterno.

El contexto histórico en que Jesús pronunció estas palabras revela un llamado a la vigilancia y a la preparación espiritual. En tiempos de incertidumbre y persecución, la certeza de su regreso glorioso ofrecía consuelo y motivación para perseverar en la fe.

Perseverancia en la espera activa

La imagen del Hijo del Hombre sentado en su trono de gloria nos habla de autoridad y justicia. No es una espera pasiva, sino una invitación a mantenernos firmes, con vidas que reflejen el amor y la santidad que Él demanda. La venida de Cristo será un día de juicio, pero también de recompensa para quienes han permanecido fieles.

Esta esperanza activa nos impulsa a ser luz en medio de la oscuridad, a practicar la misericordia y a cultivar una fe que no se rinde ante las adversidades. La certeza de su llegada debe transformar nuestra manera de vivir hoy.

La gloria de Cristo es también nuestra esperanza segura. En ese trono de justicia y amor, Él hará justicia perfecta, y su pueblo será plenamente restaurado.

Para mantener esta esperanza viva, es fundamental cultivar hábitos espirituales que fortalezcan nuestra fe y nos preparen para ese glorioso encuentro. La perseverancia no es solo resistencia, sino crecimiento continuo en gracia.

  1. Orar con constancia, buscando la guía y fortaleza del Espíritu Santo.
  2. Estudiar la Palabra de Dios para entender sus promesas y mandamientos.
  3. Participar en la comunidad de creyentes para apoyarnos mutuamente.
  4. Practicar el perdón y la misericordia como reflejo del amor de Cristo.
  5. Vivir con integridad, siendo testigos fieles en nuestro entorno.
  6. Recordar constantemente la venida de Cristo para mantener la perspectiva eterna.
  7. Compartir el evangelio con esperanza y valentía.
  8. Confesar nuestras debilidades y depender plenamente de la gracia divina.

Estas prácticas nos ayudan a mantenernos firmes y expectantes, conscientes de que nuestra esperanza no está en este mundo, sino en la gloria venidera de nuestro Señor.

"Entonces se sentará sobre el trono de su gloria" es la declaración que nos asegura que la justicia y el amor divinos triunfarán finalmente sobre toda adversidad.

Que esta promesa nos inspire a vivir con perseverancia, alimentando una esperanza que no defrauda. La venida del Hijo del Hombre es el anhelo supremo que sostiene nuestra fe y nos impulsa a seguir adelante, confiando en su fidelidad y en la plenitud de su reino.

Encuentra versículos bíblicos para cada momento

No disponible en tu idioma. Puede estar en otro — puedes cambiarlo si lo deseas.

)