Y APACENTANDO Moisés las ovejas de Jethro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas detrás del desierto, y vino á Horeb, monte de Dios.

Éxodo 3:1

Éxodo 3:1: "Y apacentando Moisés las ovejas de Jethro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas detrás del desierto, y vino á Horeb, monte de Dios."

Malentendidos comunes

Este versículo a menudo se reduce a la simple imagen de Moisés cuidando ovejas, una tarea común y mundana. Sin embargo, esta escena es mucho más profunda y simbólica que un simple trabajo pastoral. Muchos piensan que Moisés estaba solo en un momento de ocio, sin darse cuenta de que este acto fue el preludio de un encuentro divino trascendental.

Otro error frecuente es considerar el monte Horeb como un lugar cualquiera en el desierto, ignorando su importancia espiritual como "monte de Dios". Esto minimiza el contexto sagrado y la preparación espiritual que Moisés estaba experimentando.

Lectura fiel

La frase "apacentando Moisés las ovejas" no solo describe una labor física, sino que simboliza el cuidado, la paciencia y la responsabilidad. Moisés, aunque estaba en un exilio autoimpuesto, estaba en un proceso de formación para su llamado divino.

El monte Horeb, también conocido como el monte Sinaí, es donde Dios se reveló a Moisés. El hecho de que Moisés «vino á Horeb» mientras cuidaba las ovejas señala que este momento de aparente rutina fue un acto de preparación para la revelación de Dios y el inicio de la misión liberadora para Israel.

Este versículo nos invita a reflexionar sobre cómo Dios puede usar nuestras tareas cotidianas para prepararnos para encuentros sagrados y llamados mayores. La vida espiritual no siempre está marcada por grandes eventos visibles, sino por la fidelidad en lo pequeño.

En la quietud y el servicio humilde puede surgir la voz poderosa de Dios que transforma nuestra historia.

Además, el hecho de que Jethro fuera sacerdote de Madián recalca la conexión entre los pueblos y la importancia de la herencia espiritual que Moisés estaba asumiendo, aunque en circunstancias difíciles.

  • Confundir la tarea de apacentar con una mera ocupación sin valor espiritual.
  • Subestimar la importancia del monte Horeb como lugar sagrado.
  • Ver a Moisés solo como un fugitivo y no como un líder en formación.
  • Ignorar la dimensión simbólica del cuidado pastoral como preparación para el liderazgo.
  • Pensar que Dios solo se revela en momentos espectaculares y no en la vida diaria.
"Detrás del desierto, en el monte de Dios, la rutina se convierte en revelación y el cuidado en llamado."

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