Varones Israelitas, oid estas palabras: Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis;

Hechos 2:22

Hechos 2:22: Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios

En Hechos 2:22, el apóstol Pedro se dirige a los varones israelitas para recordarles la identidad y misión de Jesús de Nazaret: "Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis;". Este versículo nos invita a reflexionar sobre la autoridad divina que respaldó a Jesús y el testimonio que dejó entre su pueblo.

Vida comunitaria

La comunidad cristiana de los primeros tiempos estaba profundamente marcada por el reconocimiento de Jesús como el Mesías enviado por Dios. Esta certeza fortalecía la unidad y el compromiso entre sus miembros. Reconocer a Jesús como un varón aprobado por Dios nos llama a vivir en comunión, sosteniéndonos mutuamente en la fe y el amor.

En la iglesia primitiva, la experiencia de las maravillas y señales hechas por Jesús era un fundamento para la esperanza y la confianza. Hoy, aunque no veamos milagros de la misma manera, la obra de Cristo sigue siendo la base de nuestra vida espiritual y comunitaria.

Servicio mutuo

El testimonio de Jesús aprobado por Dios también nos desafía a servirnos los unos a los otros con humildad y dedicación. Así como Jesús se entregó por amor, nosotros estamos llamados a reflejar ese amor en nuestras acciones diarias dentro de la comunidad.

El reconocimiento de Jesús como varón aprobado nos impulsa a vivir en obediencia y a ser testimonios vivos del poder transformador de Dios.

  • Amarnos sinceramente unos a otros.
  • Edificarnos en la fe y la esperanza.
  • Animarnos en las dificultades.
  • Perdonarnos como Cristo nos perdonó.
  • Servir con alegría y humildad.
"Jesús no solo fue un hombre extraordinario; fue aprobado por Dios y confirmado por hechos que no pueden ser ignorados."

Esta verdad nos invita a renovar nuestro compromiso con Él y con la comunidad que Él estableció. En la vida de iglesia, el reconocimiento constante de Jesús como el varón aprobado por Dios debe inspirar nuestra adoración, nuestro servicio y nuestra comunión.

Recordar que Dios hizo maravillas y señales por medio de Jesús en medio de su pueblo nos conecta con la historia sagrada y nos impulsa a vivir con esperanza y fe renovadas. La invitación es clara: abrir nuestros corazones para escuchar y obedecer las palabras de aquel que fue ungido por Dios para nuestra salvación.

Que esta reflexión nos lleve a valorar la vida en comunidad como un espacio donde la presencia de Cristo se manifiesta a través del amor y el servicio mutuo, haciendo visible el reino de Dios aquí y ahora.

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